DOMINGO 25 DEL TIEMPO ORDINARIO – 22 septiembre
Ciclo B
camino de entrega de Jesús
Camino hacia Cafarnaún, junto al lago de Galilea
Mc 9,30-37 Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea, y no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos: “Seré entregado en manos de los hombres, me matarán, y luego resucitaré”.
Jesús enseña que el PASO por la vida es una donación difícil, distinta para cada uno porqué todos somos únicos
Atravesando Galilea, camino para entrar al lago
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
No entienden la entrega, y ni se atreven a preguntar. El salto a otra vida les da vértigo, como a nosotros.
(S. Antonio Abad. S IV)
Cuando llegaron a Cafarnaún Jesús les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?». Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Por el camino Jesús habla de darse, y ellos de quién es más importante. Van juntos, pero por caminos opuestos.
Apóstoles señalando la Ley del evangelio
(Navarra. España. S XII)
Jesús les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último y el servidor de todos».
Jesús instaura una nueva prioridad en la iglesia: los primeros deben hacerse los últimos. Todos lo sabemos, pero pocos lo practicamos.
Crucifixión de Pedro, el jefe de la Iglesia, boca abajo. El primero se ha hecho el último.
Y puso a un niño en medio de ellos, y dijo: «El que acoge a un niño me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al Padre que me ha enviado».
Acoger a un pequeño, es acoger a Jesús y al Padre, Dios. La escala humana de valores ha cambiado.
El Ángel señala la tumba vacía a las mujeres. Jesús no está aquí, está en los pequeños del mundo.
CAMINO DE ENTREGA DE JESÚS
Nuestra entrega, durante la vida,
pasa por sabernos últimos.
Sabernos pequeños, conscientes de nuestros límites,
y asumiéndolos tal cual somos.
Nuestra entrega, nuestra muerte durante la vida,
pasa por acoger a los demás pequeños
que tenemos al lado.
Acoger es morir por un momento a nuestro “ego”
para fijarnos en el otro, para atenderlo.
Es darle tiempo, nuestro gran tesoro,
para que pueda ser, existir, como nosotros.
UNA MONJA DEL MONASTERIO DE SANT BENET DE MONTSERRAT
Regina Goberna