El SECRETO MESIÁNICO de Marcos nos dice que Jesús es el Hijo de Dios CRUCIFICADO. Por eso, cuando hace milagros a los más desfavorecidos, a las mujeres…, no quiere la fama, ni que lo expliquen, sino que repite constantemente:
NO SE LO DIGAIS A NADIE

El Hijo de Dios en el evangelio de Marcos.
1ª escena
¿Quién es éste que hace tantos milagros y al que siguen las multitudes?
2ª escena
Jesús es traicionado, condenado a muerte, le dan puñetazos, le coronan de espinas, lo clavan en la cruz, le insultan, le dan hiel y vinagre…
Él grita: Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Y lanzando un gran grito, muere.
3ª escena
Realmente era HIJO DE DIOS.

LAS MUJERES EN EL EVANGELIO DE MARCOS

Aunque en la tradición de Marcos, la más antigua, las mujeres tienen un papel más discreto, nos encontramos al principio del ministerio de Jesús y al final, con dos mujeres: la suegra de Pedro (Mc 1,30) y la viuda pobre (Mc 12, 41) cuando Jesús ya termina su ministerio. Y los estudiosos lo llaman una “inclusión”, o sea dos explicaciones sobre temas paralelos que son clave para interpretar todo lo que en medio, la predicación de Jesús durante los 3 años de vida pública. Las dos mujeres, pues, se ponen como modelo para entender la doctrina de Jesús, tanto por los discípulos como por los cristianos.

Suegra de Pedro (Mc 1,30)

Jesús cura a la suegra de Pedro

En el milagro de la suegra de Pedro, evidentemente saliendo de la sinagoga a la que ella no podía ir, los discípulos le dicen que está enferma, y ​​Él la toca, la levanta, y ella se pone buena.
Debería ser muy evidente la familiaridad con Él, para que los discípulos le hablen “enseguida”. Y sobre todo es evidente la actitud de Jesús, interesándose por ella y “tocándola”. Estamos, por tanto, en otro contexto que el del puro judaísmo. Está claro que el ambiente es de la gente sencilla, y Jesús no se encuentra a nivel de los “sabios y entendidos”, sino de la humilde gente del pueblo que a Él le gusta (Mt 11,25).
Pero hay otra sorpresa: “ella se pone a servirles”, cuando no era a ella a la que le tocaba. A lo sumo, ella podía quedarse en la cocina. Encontramos a Sara, Rebeca y otras mujeres del AT, que en los banquetes escuchan detrás de la puerta. Solo asisten los hombres.
Servir, como la suegra, dirá Jesús es lo que Él ha venido a hacer, y lo que enseñará a los discípulos cuando quieren ser los primeros (Mc 10, 35-45) “yo no he venido a ser servido, sino a servir, y a dar la vida en rescate por toda la humanidad”.
La suegra de Pedro, al principio del evangelio, ¿podría ser el primer modelo de servicio para los discípulos, e incluso para todos los cristianos?

La Madre y los hermanos de Jesús, lo tienen por loco (Mc 3,20. 31-35)

Anunciación: ella no entenderá todo lo que hará su HIJO

Evidentemente, que se trata de una tradición muy antigua, que los especialistas tienen por auténtica. En las tradiciones posteriores siempre se suavizan las situaciones sorprendentes, nunca se acentúan. Por tanto, si no hubiera sido verdad que la Madre estaba entre los que decían que “Jesús estaba loco”, la tradición de Marcos no la habría puesto.
Marcos nos da la noticia en dos momentos: Mc 3,20 dice que sus parientes han salido para llevarse a Jesús porque, dicen, está loco. Y después dice que llegan donde está Jesús, y le hacen llamar Mc 3, 31-35. Jesús, entonces responde que su madre y sus hermanos son quienes aman como el Dios que Él predica. Éstos son sus hermanos y su familia.
Una respuesta realmente impresionante. Jesús no nos tiene sólo como discípulos, sino como hermanos, y madres de Él.
Los escritos de después de Marcos, irán acentuando la grandeza de la Virgen, quizá a veces con valoraciones discutibles. Marcos sólo se menciona accidentalmente en Nazaret (Mc 6,3) donde dice que es el hijo de María, y aquí, con ese tono peyorativo. Sorprendente, ¿verdad? Mateo y Lucas nos explicarán la concepción extraordinaria de Jesús, y Juan, tal vez el más objetivo, además de la boda de Caná, tendrá a la Madre al pie de la Cruz, recibiendo una “nueva maternidad” sobre el mundo.
A mí me parecería plausible pensar que la Madre acompañaba a los hermanos-parientes de Jesús, por interés en ver qué pasaba, y con el deseo de ponerse a su lado, defendiéndole en su caso. En cambio sí que nos consta que sus parientes, en vida, no creyeron en Jesús. Insisten los cuatro evangelios. Por otra parte, es evidente que Jesús no se comportaba según los parámetros normales de la época.
Actuaba, sí, muy diferente a sus connacionales, no sólo siendo revolucionario en el trato con las mujeres, sino en cómo interpretar la ley. Más, pensando en el judaísmo del momento, que se apoyaba únicamente en comportamientos externos, y en el exclusivo quedar bien, y ser honrado por los demás.

Hemorroísa y la hija de Jaire: la FE que cura (Mc 5,21-43)

Creer en Jesús da VIDA

Las multitudes rodean a Jesús por todos lados, entre los muchos que quieren captar la atención de Jesús llega Jairo, uno de los jefes de la sinagoga de Cafarnaún, pidiendo a Jesús que vaya a curar a su hija enferma.
Sí, las multitudes le oprimían, y en medio hay una mujer con pérdidas de sangre, de hace 12 años, que ha gastado mucho con médicos sin ningún fruto, y piensa que Jesús la curará. Ella le toca el manto por detrás, y al momento se da cuenta de que ha quedado sana. Como la religión judía la hacía impura, le toca disimuladamente, para no contagiar a Jesús ante todos. Pero Jesús se ha dado cuenta de lo que ha pasado, y la busca. Ella “llena de miedo” por el contagio de la impureza, explica qué le ha pasado. Jesús, que no está pendiente de posibles contagios, y le dice: “tu FE te ha salvado”, te ha curado de la enfermedad.
Encontramos, pues, a una mujer asustada externamente a causa de las leyes judías, pero que interiormente tiene el corazón lleno de FE. Y la fe en Jesús la cura.
Entre tanto, Jairo recibe la noticia de que su hija ya ha muerto y ya no hace falta que moleste al Maestro. Pero Jesús no cede, tiene interés en ir cerca de la niña, por comunicarle Vida. Una niña de 12 años que, para los judíos, no vale la pena molestarse, porque no tiene valor alguno. Él pide a Jairo que tenga FE, y da Vida a la chica. Lo que nos dice esta chica inerte es que por desesperada que sea nuestra situación, Jesús es la Vida.

Herodes y Salomè (Mc 6,17-28)

Contraste entre Jesús y la sociedad de su tiempo

Herodes Antipas, hijo de Herodes el grande, el que mató a los Santos Inocentes (parece que incluido el propio hijo), junto a Herodes Agripa I, que decapitó al apóstol Santiago el mayor (Hechos 12, 1-12 ), y Herodes Agripa II, que se rió de san Pablo ante el procurador Festus en Cesaréa (Hch 26,28), fueron una estirpe de adúlteros y asesinos.
Marcos nos cuenta que este Herodes Antipas, oyó hablar de Jesús y pensaba que era Juan Bautista que, hacía poco, él había hecho decapitar el día de su cumpleaños de nacimiento.
Él tenía a Juan encarcelado en su palacio de Maqueronte, porque el Bautista le reprochaba que viviera amistanzado con Herodías, la mujer de su hermano.
Herodías (7 aC-39) fue una princesa idumea, sobrina de Herodes el Grande, que primero se casó con Herodes Filipo, el tío de ella, y después con el hermano de éste, Herodes Antipas.
Herodes tenía encarcelado a Juan, pero Herodías, lo odiaba descontroladamente.
Con ocasión de la fiesta de Herodes Antipas, Salomé, la hija de Herodías, bailó ante los comensales, y Herodes prometió darle lo que ella más deseara. La chica, aconsejada por la madre, le pidió “en una bandeja” la cabeza de Juan Bautista. Y en ese mismo momento fue degollado y su cabeza presentada en la bandeja.
Estas dos mujeres nos presentan una moral de la época completamente laxa y con un autoritarismo plenamente descontrolado. ¡Qué ambiente más lejano al de Jesús! ¡Qué contraste con la moral que Jesús predica en el evangelio!

La mujer Cananea (apertura a los no judios) (Mc 7,24-30)

Una mujer pagana ejemplo de humildad para Jesús

En algunas ocasiones Jesús pisó territorios forasteros.
Mientras un día iba con los discípulos por tierras fenicias, Tiro y Sidón, se le presentó una mujer que le pidió la curación de su hija.
La mujer gritaba detrás de Él para que curara a su hija, pero Jesús le dijo que sólo había sido enviado a Israel, a los “hijos”, no a los “paganos, a los perros”. ¡Caramba! Pero ella no se amedrentó y siguiendo con la metáfora de Jesús, le respondió que “los cachorros sí comen las migajas que caen de la mesa de los dueños”. Y Jesús le cura la hija, por el valor que había demostrado con esta respuesta.
Una extranjera hace cambiar los planes a Jesús, y Él acepta la lección de la mujer, de inmediato.
¡SORPRENDENTE! ¡La humildad de la mujer, justamente forastera, doblemente menospreciada por los “ultras”, está en el mismo plano de la humildad de Jesús! Quienes se ponen “abajo” se encuentran en el mismo plano.

Viuda pobre (Mc 12, 41)

Una mujer puesta como modelo

Después de haber dicho que los escribas, o maestros de la ley, devoran las casas de las viudas Jesús se fija en quienes tiran limosnas en el Templo, y después de pasar muchos ricos que echan mucho ve a una viuda pobre que tira “ dos piezas pequeñas, que hacen un cuadrante” (lo equivalen a 20 céntimos de peseta). Y Jesús dice que ella ha echado mucho más que los demás, porque ha dado “todo lo que tenía para vivir”.
Mientras los hombres religiosos devoran las casas de la viudas, estamos ante una viuda que da todo lo que tiene. Una mujer pobre, puesta como modelo, en contraste con la práctica de los tan importantes maestros de ese tiempo. Dos mundos opuestos de cumplir el mandamiento del Amor que Jesús predica.
Mujer, viuda, pobre, ¿quiere alguien más insignificante en el judaísmo de la época? Explotarla será lo lógico, ¿no?
Jesús tiene otros ojos.

Mujer que unge la cabeza de Jesús, antes de la pasión (Mc 14, 3-9)

El evangelio del AMOR

Marcos no nos dice el nombre de la mujer que echa un perfume de mucho precio sobre la cabeza de Jesús, que se prepara para su última Pascua, al día siguiente. Sí que nos dice que estaba en Betania, en casa de Simón el leproso. Por los otros evangelios sabemos que es María, la hermana de Marta y Lázaro.
Algunos critican este desperdicio de dinero, pero Jesús no sólo dice que proféticamente ha ungido su cabeza, antes de su muerte, sino que este gesto forma parte de su “buena nueva = evangelio”, que será proclamado por todo el mundo, pensando en ella.
Cada vez la mirada de Jesús y la de su pueblo es más contraria, más radicalmente opuesta.
Y cada vez es una mujer quien recibe la aprobación más radical de Jesús, por quien el valor de los acontecimientos se mide con ojos de Amor, no de dinero.

La criada que acusa Pedro de galileo, y el lo niega tres veces (Mc 14, 66-72)

Una mujer subordinada hace caer a Pedro, el cabeza de la Iglésia

Después de que Jesús haya celebrado la Cena pascual con los discípulos, donde les ha predicho su traición, aquella noche, mientras han cogido a Jesús, Pedro se está calentando en el patio de la casa del sumo sacerdote. Una criada le acusa de ser del partido de Jesús, ya que se le nota que es galileo, pero él lo niega rotundamente. Esto ocurre tres veces, y tres veces Pedro reniega del Maestro.
Una mujer desconocida, pero que está al servicio del sumo sacerdote, se posiciona contra Jesús y los discípulos. No es una mujer libre que sirve, sino una mujer que está al servicio, sujeto a juicio del hombre al que sirve. No tiene opinión propia, opina según su amo.
Ella no está en el nivel de libertad que pide el evangelio.

Las mujeres al pie de la Cruz (Mc 15, 40)

Las mujeres en la Cruz con Jesús

Después de la oración en Getsemaní, los discípulos, hombres, huyen, dejando solo a Jesús. En ningún momento volvemos a encontrarlos. Ni siquiera en la cruz, ni a la hora de enterrarle.
En cambio encontramos a las mujeres, mientras le crucificaban, que “se lo miraban de lejos”. Este estar lejos puede tener una causa material: la cima del Gólgota donde crucificaron a Jesús, según se ve en la basílica del Santo Sepulcro, es relativamente pequeña: 7 metros de ancho, por 13metros de altura. Si aquí imaginamos 3 cruces, con los que los están ejecutando, no debería quedar mucho más espacio.
Las mujeres, pues, estaban un poco lejos, y estaban María Magdalena, María madre de Jaime el menor y de José (primos de Jesús) y Salomé (madre de Jaime y Juan, hijos de Zebedeo). Además de la Magdalena, estaban las mujeres parientes de Jesús, pero ni los hijos, ni los maridos.
Y además, dice Marcos que son “las que cuando estaba en Galilea, le seguían y le servían, junto con muchas otras que también habían subido a Jerusalén“.
Nunca Marcos nos había informado de que estas mujeres fueran con Jesús, a Galilea, y menos que le sirvieran. ¿Acaso estamos en un momento en que el evangelista todavía no se ha dado cuenta del cambio, respecto a las mujeres, que practicó el Jesús del evangelio?
Y ellas le quieren, le sirven desinteresadamente, y se ponen a su lado en los momentos difíciles.

Las mujeres en la Sepultura (Mc 15, 40-41. 47 y 16,1-14)

Al dia siguiente, las mujeres van al sepulcro

Cuando Jesús ya ha muerto, José de Arimatea, “un miembro honorable de los Sanedrín”, pide a Pilato el cuerpo de Jesús, compra una sábana, envuelve el cuerpo de Jesús, y lo pone en un sepulcro. María Magdalena y María (la otra pariente) miran dónde lo ponen. Después, les corresponde el trabajo de embalsamarlo bien. El viernes, empezando el reposo del sábado no pueden hacerlo. Pero ahora miran el sitio, para volver el domingo.
Cuando Jesús ya ha sido puesto en el sepulcro, las mujeres toman el Cuerpo por cuenta propia. Volverán, harán lo necesario para amortajarlo. Han seguido a Jesús en Galilea, y le quieren tanto que no pueden abandonarlo.

Las mujeres en la mañana de la Resurrección (Mc 16, 1-8)

Ellas se sienten sobrepasadas por Jesús resucitado

Las tres mujeres que hemos encontrado en la cruz: Maria Magdalena, Maria (parienta) y Salomé, “muy por la mañana” van al sepulcro. Están preocupadas porque la piedra es muy grande.
Entonces Marcos nos dice que encuentran “un joven” que les anuncia que Jesús “ha Resucitado”. Que digan a los discípulos y a Pedro, que encontrarán a Jesús VIVO en Galilea.
Pero ellas no dicen nada a nadie, de tan sobrecogidas que están.
Los autores ven la Teología del “secreto mesiánico” que domina el evangelio de Marcos: Jesús es un Hijo de Dios tan SOPRENDENTE, que las mujeres no se ven en corazón de decir nada.
Jesús es mucho mayor que lo que ellas puedan decir.

(El final de Mc 16, 9-20 es un añadido posterior que resume lo que dicen los demás evangelios).

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